martes, mayo 15, 2007

Cambia la historia




Reinterpretados los símbolos, va dejando una estela de confusión. Las orejas son escasas y el sesgo posiblemente grande. Sabe morir. Las orugas en el pelo no dejan duda. Las estaciones han anunciado sarcástico devenir de los amuletos. Las calaveras ya no son signos lúgubres, sino posillos desde donde beber aguas saborizadas con perspectiva, y las partes animales dominan el instinto de los semidioses, monstruos de la dualidad. Se decide entre sí o no como quien fuera juez con peluca calva, incapaz de no rascarse la cabeza mientras mira los ojos de la masa. La masa está pidiendo algo que cree farsas, pero él debe resguardar sus privilegios lascivos, las recámaras femeninas y los espejos ágonos. La bulla tapa todos los ojos, los movimientos corporales tienden a sobresaltarse, emitiendo sonidos vagos. Nadan las carnes sobre las otras y las otras. El relojero mira el informe del tiempo para ver la ropa del día y lee hasta la mitad, una esfera con manchas amarillas y verdes bajo máculas blancas, está girando en el vacío. El piso no es estático ni las letras de un solo código. El día no es dual, no sabe morir. Es un sí perpetuo.


(2007)